Los números del agua.
La posibilidad de que se instale una planta para la producción de celulosa sobre el río Negro se ha integrado al debate sobre la calidad del agua de ese río, debate que junto a los relativos al Santa Lucia y la laguna del Sauce son de los que más cobertura de los medios han recibido en los últimos tiempos.
En el caso del río Negro, los análisis de la DINAMA realizados desde 2009 muestran una situación consistentemente preocupante de contaminación, la que genera además problemas como son los derivados de la presencia de cianobacterias que incluso son claramente visibles en estos días en varios puntos del río.
Específicamente, los valores de la concentración de fósforo en las aguas del río Negro superan los que permite nuestra legislación en todas la muestras y a lo largo de todo el cauce, en algunos casos con valores hasta 10 veces superiores al máximo permitido 0.025mg/l. Cabe destacar que aún siendo esta una muy mala situación, no es la peor del país ya que los valores en algunos afluentes de la cuenca del Santa Lucía superan en 50 veces los valores máximos aceptables.
Esa situación sitúa igualmente al río Negro en la calificación internacional de río eutrofizado, y es frecuente observar a lo largo de su recorrido la presencia de cianobacterias y otros organismos. Eso es más frecuente en la temporada estival por el incremento de las temperaturas y en los embalses y zonas donde la circulación del agua es menos intensa, situaciones que favorecen y facilitan las denominadas “floraciones” de algas.
¿De donde sale ese fósforo?
Parte del fósforo proviene naturalmente de la erosión de los suelos, principalmente la originada por las lluvias que arrastran el sedimento a las corrientes y cuerpos de agua.
Otra parte tiene su origen en las actividades humanas como la agricultura, la silvicultura, la ganadería, la industria e incluso los asentamientos humanos. Todas ellas utilizan o generan compuestos fosforados que terminan integrándose con las aguas superficiales y subteráneas incrementando su contenido de fósforo.
En el caso del río Negro, el medio receptor es un río de 850 kilómetros de largo sobre el que se han creado en el último siglo tres embalses para la generación de energía hidroeléctrica. El manejo de esos embalses por parte de la empresa eléctrica UTE hace que en determinados momentos y porciones del río su caudal sea 0 (cero).
En estas condiciones aparece la propuesta de UPM de instalar una planta de celulosa en una zona franca sobre el río Negro. La Validación Ambiental de Localización (VAL) recientemente presentada, pone números a esa propuesta y nos da una primera idea de la magnitud del proyecto que se dice produciría 2,1 millones de toneladas anuales de celulosa secada a aire, volumen que podría incrementarse hasta en 11% y que se ubicaría entre las represas de Rincón del Bonete (Presa Gabriel Terra) y la de Baygorria, cercano a Paso de los Toros. Una zona hoy caracterizada como rural y rural natural, en el departamento de Durazno.
Para su operación la planta tomará del río 125.000 m3 de agua diariamente, consumiendo 21m3 por tonelada producida. Así, haría un vertido medio al río de 106.500 metros cúbicos de efluentes diariamente.
Ese efluente, en lo que respecta al fósforo, se especifica tendría valores normales medios de 1mg/l o menos y máximos no superiores a 2mg/l, valor que no se superaría en más del 10% del tiempo sin superar nunca los 5mg/l que son el máximo autorizado por el decreto253/79
Así se propone que esta planta no ingrese al río más de 85kg diarios de fósforo.
Para eso, el volumen de fósforo en el efluente debiera de ser de menos de 15g por tonelada producida y el contenido por litro de efluente no podría superar 0,8mg/l, todos valores que debieran ser sensiblemente reducidos si se incrementa a futuro la producción a 2.330.000 toneladas como se propone.
A modo de comparación, la planta de UPM en Fray Bentos que produce 1,3 millones de toneladas anuales de Celulosa, 60% de la propuesta para UPM2 y tiene autorizado volcar al río Uruguay 74 kilos diarios, 88% de lo que podría volcar al Río Negro la nueva planta. Ese valor es a menudo superado en la práctica, lo que ha llevado a la aplicación de multas.
Sobre las multas, cabe agregar que su aplicación de manera alguna es un remedio de los problemas generados por el incremento de contaminación que las origina y que los montos de las mismas las hacen insignificantes en el manejo económico de empresas como esta, que igualmente expresan, con buen eco de prensa, su desagrado y protesta ante la medida.
Así queda claro que la propuesta es la de producir 60% más celulosa que en UPM Fray Bentos con solo 15% de aumento en el vertido de fósforo. Eso cuando se dice que se utilizará la misma tecnología y a menudo no se ha podido cumplir con ese parámetro menos exigente en UPM Fray Bentos
También queda claro que se pretende volcar en el río Negro, en el mejor de los casos, al menos un 15% más de fósforo que el que se vierte al río Uruguay, cuyo caudal medio es 10 veces superior al del río Negro.
Respecto del caudal, el del río Negro es extremadamente variable y así el documento de UPM indica para la presa Gabriel Terra un caudal medio de 608m3/s, con un máximo histórico de de 6684, once veces la media, y un mínimo de 0 (Cero)
En el mismo documento los datos de caudal medio anual correspondiente a los años 2009, 2010 y 2011 para la misma represa son de 1250, 871 y 276 m3/s respectivamente.
Esas variaciones reflejan el manejo del caudal por parte de UTE para maximizar la generación eléctrica, pero también las variaciones en disponibilidad de agua debido a situaciones de superávit y de sequía fuera del control humano.
Caso especial es el de los caudales con valor cero. El caudal cero solo es posible con el cierre de las compuertas de una represa y eso tendría como consecuencia que se seque el cauce río abajo, cómo efectivamente sucedió el año pasado con importante mortandad de peces río debajo de la represa de Palmar.
No sucede lo mismo, si el cierre es por ejemplo en la presa Gabriel Terra ya que el espejo de agua de la represa de Baygorria, río abajo, llega a los pies de la presa Terra evitando la vista del cauce seco del río. Eso es notable incluso por la forma de los cursos de agua de la zona que presentan ensanches permanentes característicos de los embalses, incluso el arroyo Sauce, lindero del predio elegido por UPM, presenta características de un cuerpo de agua léntico en su desembocadura en el embalse de Baygorria.
Esa situación que podría llevar a la toma por parte de UPM de aguas contaminadas por sus propios efluentes, ha llevado a que se establezca en el denominado “Contrato ROU-UPM”, página 44 punto 3.7.2 una obligación para el Uruguay que reza “ROU hará que se establezca un flujo mínimo en el Río Negro aguas debajo de la Represa del Rincón del Bonete…..”
Mantener ese “flujo mínimo” puede ser imposible en épocas de seca y aún fuera de ellas su mantenimiento supondrá seguramente pérdidas económicas para UTE y una reducción en la eficiencia en el manejo del sistema eléctrico nacional cuya magnitud no se ha dado a conocer y sobre la que nada dice la UTE.
Ante esto la pregunta que cabe como país y pensando en el mejor uso de los limitados recursos productivos reales y en maximizar su rendimiento económico; y no solo en inflar un PBI que no sirve más que para figurar en algún ranking y mejorar la muy alicaída relación Deuda-PBI con propósitos financieros es: ¿Para que?
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