Publicado en el suplemento de energía de La Diaria el 7 de setiembre de 2010
La red eléctrica configura la máquina mas grande del país con mas de 75.000 kilómetros de extensión.(1)
Las redes eléctricas tienen básicamente dos niveles, el de la transmisión que lleva la electricidad desde las plantas generadoras a los centros de consumo y el de la distribución que hace llegar la electricidad a los diferentes usuarios dentro de un área.
En Uruguay la red llega al 97% de las viviendas (2). Hoy tenemos plena confianza de que al accionar un interruptor se prenderá la luz. Tal es así, que si eso no sucede nuestra primera reacción es ver si no se ha quemado la lámpara. También confiamos en que el suministro sea técnicamente estable y que el servicio no sufra frecuentes interrupciones.
No siempre fue así. Los mayores de 35 recordarán como hace unos años era común encontrar, incluso en Montevideo, equipos elevadores de voltaje conectados a heladeras y televisores, en los que el tamaño de la imagen se reducía con las caídas de voltaje.en especial durante las tardes invernales.
La mejora del sistema es resultado de la incorporación de nuevas plantas generadoras y ampliaciones de la red. La transmisión ahora integra todos los centros poblados importantes y está interconectada a nivel regional. En la distribución el aumento de la cobertura ha llevado el número de subestaciones transformadoras a mas de 42.000.(3)
Simultáneamente, se han realizado algunos esfuerzos para aumentar la eficiencia en el uso de la electricidad, como la adopción de luminarias “eficientes” y la incorporación de las “Tarifas Inteligentes” que incentivan el desplazamiento del consumo fuera de las horas de mayor demanda
Lo que no ha cambiado significativamente es que la relación entre la mayoría de los usuarios y la red es un medidor o “contador” analógico, basado en un diseño patentado en 1888, que mide el consumo. La información es tomada por un operario que la registra periódicamente y la lleva a la empresa, primariamente con el fin de facturar el consumo.
Red hoy
La red nos permite disponer de electricidad que fue generada solo una fracción de segundo antes, muy probablemente a cientos de kilómetros. Que llegue a nosotros en forma estable, es posible por el mantenimiento de un delicado equilibrio entre la generación y la demanda. Para cubrir esas variaciones una porción de la generación es mantenida en modo “stand by”.
Esa, entre otras razones, explica que las pérdidas del sistema eléctrico uruguayo – explicitadas en el balance energético -, sea superior al 18% (4). A modo de comparación, en los EEUU son 6%(5).
Nuevos desafíos
Hoy se plantea integrar a la red, en gran escala, electricidad de origen eólico y otras fuentes renovables autóctonas, las que pueden garantizar la independencia energética, al menos en electricidad. Simultáneamente los consumidores son ahora potenciales microgeneradores, utilizando tecnologías renovables.,
Algunos estudios han detectado limitaciones en la red que varían según la potencia del generador, el punto de conexión y las reglas de despacho que se apliquen.(6) La red eléctrica debe ser capaz de integrar y manejar los flujos hacia y desde los usuarios, provenientes tanto de las centrales de generación como de los microgeneradores, Hacerlo en forma eficiente es imprescindible para reducir las pérdidas del sistema y limitar el impacto ambiental de las actividades integradas en el, en especial la de generación.
El aumento interanual de la demanda, especialmente el incremento de los picos de consumo invernales y la reciente aparición de picos importantes en el verano, obligan planificar nueva capacidad de generación, cuya incorporación al sistema podría diferirse e incluso evitarse si la red se convierte en un instrumento flexible en el que los usuarios cuentan con información e incentivos para reducir su consumo, en especial en períodos de pico.
Nueva infraestructura
Para atender esas situaciones, la red necesita integrar nuevos sistemas y allí el caso uruguayo esta lejos de ser único, como se desprende de las recientes declaraciones del Presidente Obama de los EEUU sobre el tema: “…estamos utilizando tecnología de los siglos XIX y XX para enfrentar problemas del siglo XXI como el cambio climático y la seguridad energética…”(7)
Algunos países ya están incorporando tecnología de telecomunicaciones e informática en la red eléctrica, entre ellos el Reino Unido, Italia, Canadá, China, Malta, Australia y algunos estados de EEUU. A la red resultante se la denomina “red inteligente” o “Smart grid” en inglés. Esa red integra sistemas de comunicación y control en tiempo real, lo que posibilita un funcionamiento más productivo y eficiente.
Pieza fundamental, pero no única en ese esquema, son nuevos medidores o “contadores” capaces, de presentar parámetros de consumo y calidad del servicio en tiempo real, tanto al usuario como a la empresa proveedora del servicio eléctrico. Hoy si se produce un corte en el servicio de un cliente, la empresa solo se entera cuando el usuario denuncia la situación.
Hacia la red inteligente
Con la incorporación de equipamiento, la red eléctrica deja de ser un canal unidireccional desde las plantas generadoras y se convierte en una estructura física y lógica que permite la interacción entre generadores y consumidores - mas parecida a, internet-. Facilita así el pronóstico de la demanda y con ello, la previsión de su cobertura.
Desde el punto de vista de la propia red y su administración, la aplicación de la tecnología la hace mas eficiente y confiable, al permitir anticipar, detectar y responder a posibles problemas y potencialmente disminuir las pérdidas del sistema
A nivel general, los sistemas de control en la red hacen posible incrementar la penetración de fuentes renovables autóctonas - con mayor participación en sus costos del trabajo e insumos nacionales- y atienden a la posibilidad de nuevos requerimientos como podría ser la incorporación de vehículos eléctricos.
En el nuevo esquema los clientes pueden conocer instantáneamente su consumo. Ese conocimiento les permite ser mas eficientes e incluso obtener ventajas económicas si se establecen incentivos que impulsen a diferir o reducir el uso de electricidad fuera de los períodos de pico de cada estación., ello reduce el costo de operación de la red al hacer el consumo mas estable.
Así todo, el cambio hacia una red eléctrica inteligente debiera hacerse en forma gradual, con participación de todos los sectores involucrados. Un camino posible es el desarrollo de un programa piloto en alguna ciudad o zona del país, para que se pueda evaluar el sistema y determinar la mejor forma de incorporar a los usuarios y a la propia red al nuevo paradigma eléctrico.
Raúl E. Viñas
(1) www.ute.com.uy
(2) www.uruguayxxi.gub.uy
(3) http://www.ute.com.uy/info_institucional/gestion/cifras.htmLas redes eléctricas tienen básicamente dos niveles, el de la transmisión que lleva la electricidad desde las plantas generadoras a los centros de consumo y el de la distribución que hace llegar la electricidad a los diferentes usuarios dentro de un área.
En Uruguay la red llega al 97% de las viviendas (2). Hoy tenemos plena confianza de que al accionar un interruptor se prenderá la luz. Tal es así, que si eso no sucede nuestra primera reacción es ver si no se ha quemado la lámpara. También confiamos en que el suministro sea técnicamente estable y que el servicio no sufra frecuentes interrupciones.
No siempre fue así. Los mayores de 35 recordarán como hace unos años era común encontrar, incluso en Montevideo, equipos elevadores de voltaje conectados a heladeras y televisores, en los que el tamaño de la imagen se reducía con las caídas de voltaje.en especial durante las tardes invernales.
La mejora del sistema es resultado de la incorporación de nuevas plantas generadoras y ampliaciones de la red. La transmisión ahora integra todos los centros poblados importantes y está interconectada a nivel regional. En la distribución el aumento de la cobertura ha llevado el número de subestaciones transformadoras a mas de 42.000.(3)
Simultáneamente, se han realizado algunos esfuerzos para aumentar la eficiencia en el uso de la electricidad, como la adopción de luminarias “eficientes” y la incorporación de las “Tarifas Inteligentes” que incentivan el desplazamiento del consumo fuera de las horas de mayor demanda
Lo que no ha cambiado significativamente es que la relación entre la mayoría de los usuarios y la red es un medidor o “contador” analógico, basado en un diseño patentado en 1888, que mide el consumo. La información es tomada por un operario que la registra periódicamente y la lleva a la empresa, primariamente con el fin de facturar el consumo.
Red hoy
La red nos permite disponer de electricidad que fue generada solo una fracción de segundo antes, muy probablemente a cientos de kilómetros. Que llegue a nosotros en forma estable, es posible por el mantenimiento de un delicado equilibrio entre la generación y la demanda. Para cubrir esas variaciones una porción de la generación es mantenida en modo “stand by”.
Esa, entre otras razones, explica que las pérdidas del sistema eléctrico uruguayo – explicitadas en el balance energético -, sea superior al 18% (4). A modo de comparación, en los EEUU son 6%(5).
Nuevos desafíos
Hoy se plantea integrar a la red, en gran escala, electricidad de origen eólico y otras fuentes renovables autóctonas, las que pueden garantizar la independencia energética, al menos en electricidad. Simultáneamente los consumidores son ahora potenciales microgeneradores, utilizando tecnologías renovables.,
Algunos estudios han detectado limitaciones en la red que varían según la potencia del generador, el punto de conexión y las reglas de despacho que se apliquen.(6) La red eléctrica debe ser capaz de integrar y manejar los flujos hacia y desde los usuarios, provenientes tanto de las centrales de generación como de los microgeneradores, Hacerlo en forma eficiente es imprescindible para reducir las pérdidas del sistema y limitar el impacto ambiental de las actividades integradas en el, en especial la de generación.
El aumento interanual de la demanda, especialmente el incremento de los picos de consumo invernales y la reciente aparición de picos importantes en el verano, obligan planificar nueva capacidad de generación, cuya incorporación al sistema podría diferirse e incluso evitarse si la red se convierte en un instrumento flexible en el que los usuarios cuentan con información e incentivos para reducir su consumo, en especial en períodos de pico.
Nueva infraestructura
Para atender esas situaciones, la red necesita integrar nuevos sistemas y allí el caso uruguayo esta lejos de ser único, como se desprende de las recientes declaraciones del Presidente Obama de los EEUU sobre el tema: “…estamos utilizando tecnología de los siglos XIX y XX para enfrentar problemas del siglo XXI como el cambio climático y la seguridad energética…”(7)
Algunos países ya están incorporando tecnología de telecomunicaciones e informática en la red eléctrica, entre ellos el Reino Unido, Italia, Canadá, China, Malta, Australia y algunos estados de EEUU. A la red resultante se la denomina “red inteligente” o “Smart grid” en inglés. Esa red integra sistemas de comunicación y control en tiempo real, lo que posibilita un funcionamiento más productivo y eficiente.
Pieza fundamental, pero no única en ese esquema, son nuevos medidores o “contadores” capaces, de presentar parámetros de consumo y calidad del servicio en tiempo real, tanto al usuario como a la empresa proveedora del servicio eléctrico. Hoy si se produce un corte en el servicio de un cliente, la empresa solo se entera cuando el usuario denuncia la situación.
Hacia la red inteligente
Con la incorporación de equipamiento, la red eléctrica deja de ser un canal unidireccional desde las plantas generadoras y se convierte en una estructura física y lógica que permite la interacción entre generadores y consumidores - mas parecida a, internet-. Facilita así el pronóstico de la demanda y con ello, la previsión de su cobertura.
Desde el punto de vista de la propia red y su administración, la aplicación de la tecnología la hace mas eficiente y confiable, al permitir anticipar, detectar y responder a posibles problemas y potencialmente disminuir las pérdidas del sistema
A nivel general, los sistemas de control en la red hacen posible incrementar la penetración de fuentes renovables autóctonas - con mayor participación en sus costos del trabajo e insumos nacionales- y atienden a la posibilidad de nuevos requerimientos como podría ser la incorporación de vehículos eléctricos.
En el nuevo esquema los clientes pueden conocer instantáneamente su consumo. Ese conocimiento les permite ser mas eficientes e incluso obtener ventajas económicas si se establecen incentivos que impulsen a diferir o reducir el uso de electricidad fuera de los períodos de pico de cada estación., ello reduce el costo de operación de la red al hacer el consumo mas estable.
Así todo, el cambio hacia una red eléctrica inteligente debiera hacerse en forma gradual, con participación de todos los sectores involucrados. Un camino posible es el desarrollo de un programa piloto en alguna ciudad o zona del país, para que se pueda evaluar el sistema y determinar la mejor forma de incorporar a los usuarios y a la propia red al nuevo paradigma eléctrico.
Raúl E. Viñas
(1) www.ute.com.uy
(2) www.uruguayxxi.gub.uy
(4) www.dnetn.gub.uy
(5) www.eia.doe.gov
(6) www.energiaeolica.gub.uy/uploads/documentos/informes/871_1.pdf
(7) www.whitehouse.gov
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