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1 de junio de 2017

DESBALANCE ENERGETICO

Las plantas de celulosa son un fiasco energético.


La empresa que produce celulosa en la Zona Franca de Punta Pereira, en el departamento de Colonia, se denomina “Celulosa y Energía Punta Pereira” y es parte del grupo Montes del Plata (MDP).(1)

Solo eso es suficiente para entender que la energía es una parte importante de su negocio.
La energía también estuvo presente en la discusión que precedió a la instalación de BOTNIA, hoy UPM, en Fray Bentos.

En ese proceso, teñido de nacionalismos que facilitaron el accionar de la empresa, el tema energético fue tomado como un punto a favor de BOTNIA, considerando como positiva la generación de electricidad “limpia” a partir de los desechos de biomasa de la producción de celulosa. (2)

Hasta hoy las propias empresas lo ponen como un punto positivo, destacando en sus sitios web su autosuficiencia energética y la provisión de electricidad que hacen a la red eléctrica. (3)(4)

Incluso en lo referente a la posibilidad de que se instale una tercera planta de celulosa, el aspecto energético fue objeto de positivas expresiones por parte de la UTE,(5) en las que llegó a hablar de posponer otras incorporaciones de generación para el sistema eléctrico nacional, a fin de incorporar la energía que proporcionaría esa planta.

Así, visto desde la perspectiva de UTE, el contar con electricidad generada en base a biomasa desde las Zonas Francas Celulósicas es visto como un hecho positivo, que diversifica la matriz eléctrica haciendo el sistema más seguro. Con ese fin se firmó un contrato con Botnia que fue renovado con UPM y otro con Celulosa y Energía Punta Pereira que están vigentes.

Bajo los términos de esos contratos, a los que UTE ha denegado el acceso y no brinda la información sobre precios y condiciones, para mantener la confidencialidad supuestamente pactada entre las partes; es que se realiza la compra de electricidad.

El mes pasado en el programa Santo y Seña se dijo de esos contratos, sin que fuera negado ni discutido por nadie, que los mismos determinaban un precio medio de U$S 90 por MWh e incluían cláusulas para el pago de un 70% de ese monto cuando el sistema eléctrico no necesitara o no pudiera incorporar la electricidad contratada.(6)

Bajo esos contratos la UTE compró de UPM y MDP hasta noviembre de 2016 más de 2.200.000 MWh (7) por los cuales, asumiendo el precio expresado en Santo y Seña, se habría pago más de 200 millones de dólares. A este monto habría que agregar las sumas pagadas por la electricidad no utilizada por el sistema o que éste no pudo integrar, de las que no hay información.

Las compras de electricidad de UTE a las zonas francas celulósicas desde 2011 superarían los 200 millones de dólares.

Las zonas francas celulósicas importan de Uruguay principalmente madera en forma de troncos y unos 40 millones de dólares anuales de insumos principalmente Fuel Oil que compran a ANCAP por contratos (8)

De acuerdo con la información proporcionada por la ANCAP (8) esas compras totalizan desde 2011 más de 360 millones de litros.

ANCAP, aduciendo confidencialidad, también negó la información de los precios a los que exporta el FuelOil a las Zonas Francas de UPM y MDP. No obstante, esos precios pueden encontrarse en los registros aduaneros (9), pero solo desde 2013 en adelante. No hay registro de operaciones anteriores que justifiquen las ventas de combustible a las zonas francas celulósicas que ANCAP informa en la nota 16/2016-251671.

No hay registros aduaneros de las ventas de combustible a UPM y MDP anteriores a 2013.

Si tomamos como ejemplo el año 2016, los registros de Aduana muestran que las ventas de Fuel Oil de ANCAP a UPM y MDP totalizaron algo más de 117 millones de litros con un precio medio CIF (10) de 28 centavos de dólar el litro.

En el mismo año, ANCAP importó de Argentina y Brasil casi 35 millones de litros con un costo CIF promedio de 42 centavos de dólar el litro.

Se da la situación de que el 26 de febrero de 2016 se registra una importación por ANCAP de Fuel Oil desde Brasil, registrada en el Documento Único de Importación (DUI) número 30576, a U$S 0.69 por litro. Ese mismo día se registra una exportación de ANCAP a la Zona Franca de Punta Pereira (MDP) con flete y seguro incluido, registrada en el Documento Único de Exportación (DUE) número 509116, a U$S 0.20 el litro .

Los registros de Aduana muestran que el 26 de febrero de 2016 ANCAP vendió a MDP Fuel Oil a U$S 0.20 el litro mientras que lo estaba importando a U$S 0.69 por litro

Es difícil entender frente a estos datos, como se puede decir que las ventas de combustible a las zonas francas celulósicas se hacen a precios internacionales, salvo que aceptemos que haya un precio internacional cuando ANCAP importa y otro cuando le vende a las zonas francas celulósicas.

Cabe agregar que ANCAP informa (8) que esas ventas son del “Fuel Oil AZUFRE 1%”, el mismo que hoy se vende a la industria nacional a $21.89 (U$S  0.78 más IVA) por litro.

BALANCE ENERGÉTICO

Dejando de lado el tema precios, las zonas francas celulósicas compran Fuel Oil a ANCAP y venden electricidad a UTE.

Para saber si ese intercambio es positivo para el país desde el punto de vista energético es necesario utilizar herramientas que nos permitan cuantificar la cantidad de energía que se les vende y la que las plantas entregan al país.

Para ello, tal como se hace en el balance energético que para el Uruguay realiza la Dirección Nacional de Energía (11), es necesario pasar el Fuel Oil y la electricidad a unidades de energía tales como la TPE (Tonelada de Petróleo Equivalente)
 
Para ello usaré los siguientes factores de conversión (12) (13):
Densidad del Fuel Oil : 890 KG/m3
1MWh es equivalente a 0,086 TEP
1 Tonelada de Fuel Oil es equivalente a 0.960 TEP

Utilizando esos factores la compra por parte de UTE de 2.207.748 MWh equivale a:
189.866 TEP 

De la misma forma los 362.733.000 litros de Fuel Oil vendidos por ANCAP equivalen a:
348.805 TEP


UPM y MDP consumen más energía fósil que la que producen en forma de electricidad

Queda así claro que desde el punto de vista del país el balance energético de esas plantas es negativo, por lo que se puede concluir que no agregan al sistema energético nacional.

Solo si todo el Fuel Oil vendido a la Zonas Francas Celulósicas fuera utilizado para la producción de energía eléctrica con una eficiencia usual del 33%, daría un balance positivo. Obviamente, en las actuales circunstancias de sobreoferta de electricidad, la quema de Fuel Oil para generarla no es un camino razonable. Así lo ha entendido hoy UTE.

Tampoco debería serlo para las plantas de celulosa, máxime que se les está pagando más por la energía que venden de lo que esas plantas pagan al comprarla.

No surge entonces del balance ningún aspecto energético positivo de las plantas ya instaladas, ni se entiende que este pueda ser un punto a favor a la hora de evaluar la instalación de otra zona franca celulósica.
 Publicado en www.eltelescopio.com.uy 1-6-2017


  1. montesdelplata.com.uy
  2. http://archivo.presidencia.gub.uy/_web/noticias/2005/12/informe_Plantas_Celulosas_Banco_Mundial-1.pdf
  3. http://www.upm.uy/planta-fray-bentos/Pages/Default.aspx
  4. https://www.montesdelplata.com.uy/proyecto_industrial_energia.php?lang=es
  5. http://www.elobservador.com.uy/nueva-planta-celulosa-aplazara-incorporacion-energia-eolica-n959375
  6. http://www.montecarlotv.com.uy/programas/santo-y-se%C3%B1a/videos/programa-fiesta-el%C3%A9ctrica-2604
  7. Informe UTE Expediente 16007409 del 14 de octubre de 2016
  8. Informe ANCAP 16/2016-25167 del 21denoviembre de 2016
  9. aduanas.gub.uy
  10. CIF Charge Insurance Freight (Costo, seguro y flete)
  11. http://www.miem.gub.uy/documents/15386/10033868/Metodolog%C3%ADa%20-%20Balance%20Preliminar.pdf
  12. http://www.engineeringtoolbox.com/liquids-densities-d_743.html
  13. http://www.inega.gal/informacion/diccionario_de_termos/unidades_de_conversion.html

8 de diciembre de 2016

ZONAS FRANCAS, el dedo en la llaga.

Nuestro país ha tenido zonas francas desde hace casi 100 años.

Igualmente, la herramienta de las zonas francas en el mundo es mucho mas antigua y podemos rastrearla en diferentes formas incluso al imperio romano, a algunas ciudades y enclaves en la edad media, y más cerca en el tiempo a numerosos ejemplos especialmente en el imperio británico como Singapur, Gibraltar y Hong Kong.
En el Siglo XX aparecen las primeras zonas francas que incorporan  industrialización, las que en algunos casos como Irlanda, Corea del Sur y Taiwán sirvieron como disparadores de procesos industriales a nivel nacional en base a la incorporación de inversiones y tecnología.

El establecimiento de zonas francas se ha disparado en los últimos años. A nivel mundial eran  menos de 80 en 1975. Hoy hay más de 2500 de ellas, 179 en los Estados Unidos.

A nivel del Mercosur Brasil tiene 22, Argentina 10, Paraguay 2 y Uruguay 11.

En nuestro país las primeras zonas francas se crearon en el marco de la Ley 7593 de 1923, y lo fueron con el propósito manifiesto de desarrollar polos industriales fuera de Montevideo. Son de este primer impulso las zonas francas de Colonia y Nueva Palmira. La legislación que regula a las zonas francas se reformuló en 1987 con la ley 15921 y su decreto reglamentario de 1988.

De acuerdo con el Código Aduanero de la Ley 19276 promulgada en setiembre de 2014, las mercaderías que ingresan desde nuestro país a las zonas francas son exportaciones y si se ingresa al territorio nacional mercadería desde una zona franca, estas son a todos los efectos importaciones.

De manera similar, los intercambios de mercaderías hacia los países del Mercosur desde las zonas francas, son considerados de extrazona y sujetos al pago del arancel externo común. Eso salvo para el caso de mercaderías originarias de los países del bloque y cuyo pasaje por la zona franca no altere su denominación arancelaria, o sea que solo implique temas logísticos.

Queda así definido el régimen y claramente no es correcto considerar a las ventas de mercaderías desde una zona franca de Uruguay hacia otros países como exportaciones uruguayas. Esto es demostrable por el absurdo si consideramos que la compra de algún producto de zona franca por parte de una empresa uruguaya configura una importación y no podría ser simultáneamente una exportación de Uruguay hacia Uruguay.

Las zonas francas en nuestro país se pueden clasificar en industriales, comerciales y de logística, de servicios, y mixtas.  Considerando los datos de 2015, los diferentes tipos de zonas francas presentan impactos muy disimiles en términos de empleo generado, compras al Uruguay y valor de sus ventas al exterior.

En términos de empleo, más del 50% de los casi 14000 puestos de trabajo corresponden a “Zonamérica” que es del tipo mixto y si agregamos las zonas francas de servicios de “Aguada Park” y “WTC free zone” se definen el 75% de los empleos generados por las zonas francas en Uruguay.

Las zonas francas industriales de UPM en Fray bentos y Montes del Plata en Punta Pereira solo emplean en conjunto algo menos del 10% (1.373 empleos) y el resto, unos 2.000 empleos, se distribuye en las otras 6 zonas francas.

Si consideramos los niveles exportaciones de bienes desde el territorio nacional a las zonas francas, de acuerdo a informes de Uruguay XXI disponibles en su web, las exportaciones a las zonas suman 1470 millones de dólares y la principal compradora es la zona de Nueva Palmira, destino de más de la mitad de esas exportaciones.

Las zonas francas industriales celulósicas de UPM y Montes del Plata compraron al Uruguay en 2015, 589 millones de dólares, 40% del total. De ellos 570 millones fueron por compras de madera y de los restantes 19 millones, 10 fueron de Fuel Oil comprado a ANCAP y solo 9 de otros productos o insumos producidos en Uruguay.
 
Analizando las ventas desde las zonas francas al exterior, siempre de acuerdo a los informes de Uruguay XXI, esas ventas suman más de 2.700 millones de dólares lo que indica incremento por sobre las compras realizadas en Uruguay de 1230 millones de dólares de los que 550 son de la zona industrial de Colonia (Pepsico) y  650 de las plantas de celulosa.

Para conocer el nivel de ganancia y el volumen de valor agregado de los procesos industriales de esas zonas sería necesario conocer el valor de las compras de esas zonas en otros orígenes, lo que no es posible porque esas compras no ingresan al territorio aduanero y así no se registran en la aduana. Por otra parte sería un ejercicio inconducente porque esas empresas no pagan impuestos sobre sus rentas.

Asimismo, los datos disponibles en Uruguay XXI y en la Dirección Nacional de Aduanas no incluyen las ventas de electricidad a UTE que se hacen desde las zonas francas celulósicas, las  que seguramente incrementan su rentabilidad, en especial porque tampoco pagan impuestos sobre esas ventas.

Todo lo anterior hace un poco difícil justificar la inclusión de las ventas de las zonas francas como exportaciones de Uruguay, tal como aparecen generalmente, incluso en declaraciones oficiales donde a menudo se incluye la venta de pasta de celulosa por parte de UPM y Montes del Plata como el segundo renglón en importancia entre las “exportaciones “ de Uruguay solo por debajo de la carne bovina.

Eso igualmente no descalifica al mecanismo de zonas francas como una herramienta para incentivar la inversión y la utilización de mano de obra nacional como dice la ley de zonas francas de 1987.

Ciertamente ese ha sido el caso de algunos países, donde el establecimiento de zonas francas ha llevado nuevas actividades como el mantenimiento aeronáutico a Irlanda o repuestos automotrices a Malasia. Tal sería el caso en Uruguay de algunos emprendimientos en el área de servicios e incluso del emprendimiento de Pepsico en Colonia excepto porque  desde su establecimiento este último no ha tenido ningún efecto multiplicador y solo compra de Uruguay menos del 5% del valor declarado de sus ventas.

Caso aparte es el uso de la herramienta de las zonas francas para el procesamiento sin ganancias para el país de rubros en que el Uruguay tiene ventajas naturales como es la producción de algunos alimentos y en los últimos años de la mayor parte de la producción forestal.
Específicamente el establecimiento de la base forestal que tanto enorgullece a algunos y por la cual se autoasigna crédito todo el sistema político, costó a nuestro país mucho dinero en subsidios y mucho más en renuncias fiscales. Eso sin entrar en la discusión sobre la pérdida de puestos de trabajo, degradación de los recursos hídricos y otros costos sociales y ambientales que se asocian con los monocultivos de árboles.

Así, procesar esos productos en régimen de zonas francas priva al país de la posibilidad de recuperar esos costos en la  forma de los impuestos que esa actividad pagaría de realizarse en el régimen normal. Un “argumento” para justificar la asignación de zonas francas es que de otra manera esa actividad sería realizada en otro país, lo que realmente no es muy diferente a que se haga en régimen de zona franca.

Hoy cuando se plantea incrementar la producción de pasta de celulosa en régimen de zona franca y cuando se habla de autorizar ese régimen para un emprendimiento que procesaría pescado, cabe preguntarse porque se deben de otorgar esos beneficios en el procesamiento de productos en los que tenemos disponibilidad local y evidentes ventajas comparativas.

Aquí es válida la pregunta en mi columna de agosto (1):
¿Que sucedería si los frigoríficos se establecieran como zonas francas?
Y agrego ahora:   
¿Cómo se podría justificar eso?
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(1)  ( http://eltelescopio.com.uy/la-pasta-base-de-la-economia/ ) :