Ayer, 9 de mayo UPM hizo presentaciones en Montevideo y Paso de los Toros para exponer el avance de su proyecto y ponerle un poco de presión al gobierno a fin de que haga sus deberes.
En este caso esos deberes son, además de los derivados de la firma de la rendición incondicional a UPM en noviembre de 2017, los que dejó encargados a sus lacayos el Virrey Pesonen en su visita relámpago de febrero pasado.
Antes de la Presentación nos saludamos personalmente, diriá que como "caballeros", con TODOS los ejecutivos y personal de UPM presente, tanto finlandeses como uruguayos.
Al finalizar la instancia, otra vez se sucedió la ronda de corteses saludos, como siempre, pero esta vez hubo un empleado de UPM, uruguayo el, que al saludarlo me dejó con la mano extendida frente a algunos periodistas que cubrían la conferencia.
Realmente me llena de tristeza esa reacción, que no puedo adjudicar a inexperiencia. Más bien la veo una vulgar falta de cortesia que permite ver el grado de división y hasta encono que se genera en algunas personas que se "embanderan" con una empresa o proyecto.
Una muestra de como, mientras los principales responsables mantienen las formas, algunos subordinados llegan a estos gestos de mala educación y muy poco caballerescos.
Espero que mas allá de las diferencias, podamos, al menos entre uruguayos, seguir tratándonos con la deferencia y altura de un diálogo civilizado.
En este caso esos deberes son, además de los derivados de la firma de la rendición incondicional a UPM en noviembre de 2017, los que dejó encargados a sus lacayos el Virrey Pesonen en su visita relámpago de febrero pasado.
Antes de la Presentación nos saludamos personalmente, diriá que como "caballeros", con TODOS los ejecutivos y personal de UPM presente, tanto finlandeses como uruguayos.
Al finalizar la instancia, otra vez se sucedió la ronda de corteses saludos, como siempre, pero esta vez hubo un empleado de UPM, uruguayo el, que al saludarlo me dejó con la mano extendida frente a algunos periodistas que cubrían la conferencia.
Realmente me llena de tristeza esa reacción, que no puedo adjudicar a inexperiencia. Más bien la veo una vulgar falta de cortesia que permite ver el grado de división y hasta encono que se genera en algunas personas que se "embanderan" con una empresa o proyecto.
Una muestra de como, mientras los principales responsables mantienen las formas, algunos subordinados llegan a estos gestos de mala educación y muy poco caballerescos.
Espero que mas allá de las diferencias, podamos, al menos entre uruguayos, seguir tratándonos con la deferencia y altura de un diálogo civilizado.
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