3 de diciembre de 2024

Nos llevan como chicharra del ala

El llamado proyecto Neptuno que pretende implantarse en la costa del Río de la Plata a la altura de la playa de Arazatí es uno inconveniente, insuficiente y extremadamente caro.

Desde los proponentes, la OSE y el Gobierno se lo ha presentado con bombos y platillos como una avanzada solución a los problemas del abastecimiento de agua potable a Montevideo y la zona metropolitana, basado en una fuente de agua “inagotable”.   

Desde el gobierno se lo ha presentado y calificado también como la obra «más grande de la historia en infraestructura para agua potable» y se ha aceptado sin ningún cuestionamiento la iniciativa privada del denominado Consorcio Aguas de Montevideo, que integran las empresas Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast de Brasil, muchas de ellas ya figuritas repetidas en multimillonarias obras cuyos costos superaron ampliamente los previstos inicialmente como fue el caso del Tren de UPM que pasó de los ochocientos millones de dólares presupuestados inicialmente a casi tres mil millones al ejecutarse como PPP (Proyecto de Participación Público Privado).

En forma muy parecida a lo que primero AFE y después el MTOP hicieron con el Tren de UPM, OSE ya aceptó el proyecto como iniciativa privada, licitó las obras con ventaja para los proponentes (ahora adjudicatarios de la obra), reservó de su presupuesto para el pago del proyecto más de ochocientos millones de dólares (Resolución 1042/23) y ha realizado expropiaciones, todo ello para un proyecto que no cuenta aún con autorización ambiental.

Por fuera de las consideraciones ambientales, por orden judicial OSE y el Consorcio estuvieron impedidos de firmar el contrato de la obra. Eso porque en el contrato se le entrega al consorcio la abducción y transporte de agua para potabilizar, los que de acuerdo con la ley de creación de la URSEA son pasos integrantes del servicio público de agua potable, lo que convierte al contrato en contrario al artículo 47 de la Constitución y por lo tanto inconstitucional.

En lo específicamente ambiental, se presentó a la DINACEA del Ministerio de Ambiente el proyecto, al que se le hicieron múltiples observaciones, pero que igualmente llegó a la etapa de confección del Informe Ambiental Resumen y a la puesta de manifiesto de este para conocimiento del público. Durante esa puesta de manifiesto se le presentaron al proyecto varios centenares de consultas y observaciones que por ley deben ser estudiadas y respondidas por el Ministerio a fin de completar la información a disposición de la población previa a la Audiencia Pública a la que obliga el Decreto 349/2005.

Igualmente, la Audiencia Pública se convocó sin que hubiera finalizado el plazo de la puesta de manifiesto “aprovechando”, a favor de las empresas, interpretaciones insostenibles de la ley 16466 y del artículo 3 del decreto 349/2005, La audiencia se realizó cuando el análisis de los planteos hechos durante la puesta de manifiesto, que aún no terminó, no se había completado. Así evidentemente no se contó en esa audiencia convocada con inusitada urgencia con toda la información del proyecto.

Para completar este turbio panorama, la OSE ante solicitudes de acceso a la información pública no pudo mostrar ni un solo estudio propio sobre porque se pretende hacer este proyecto en Arazatí. Tampoco sobre la realización de algún estudio económico financiero para decidir el pago de más de 800 millones de dólares por un proyecto cuyo costo oscila según la prensa que se lea entre 208 y 300 millones de dólares. Lo único que entregó fueron los estudios del consorcio proponente-adjudicatario para la localización en Arazatí y el formulario de la licitación donde las empresas intervinientes debían poner sus aspiraciones de retribución.

En la audiencia pública cuando se puso de manifiesto estas inaceptables carencias, que podrían configurar negligencia en el manejo de dineros públicos, el Gerente General el Ingeniero Castagnino expresó que en lo técnico OSE tenía completos estudios realizados en 2013 por la empresa Aguasur SA, empresa en 95% propiedad de OSE y 5% propiedad de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), en que se dijo se estudiaron alternativas al suministro de agua para Montevideo y la zona metropolitana.

Estamos a la espera de que la OSE muestre esos estudios que se solicitaron por la ley de acceso a la información pública. Pasados los primeros 20 días hábiles desde la solicitud, OSE se acogió a la prórroga de otros 20 días para entregarnos los estudios. ¿Será que no los han podido encontrar?

Que ahora la decisión judicial haya anulado la prohibición de firmar el contrato, aceptando la recusación del juez y asignando el caso a otro juzgado que debe comenzar a estudiarlo de la nada pero permitiendo que el proyecto siga adelante en estas condiciones, no es en el mayor beneficio del Uruguay y los uruguayos que pagaremos más de tres veces el costo del proyecto que sólo le agregará al sistema metropolitano,  en el mejor de los casos, un 40% de sus necesidades, dependiendo de la salinidad del agua del Río de la Plata, y del cual la mitad del agua que se integre al sistema será perdida debido al mal estado de la red de distribución que OSE dice no tener dinero para arreglar.

No hay dinero para reparar la red, pero la OSE se compromete a pagar durante diecisiete años y medio más de cuarenta millones de dólares anuales, unos ciento setenta mil dólares diarios para un proyecto que salvo para los proponentes privados no deja ningún beneficio y compromete aún más la situación económica y financiera de la OSE

https://eldia.uy/wp-content/uploads/2024/11/El-dia-logo-vintage-300x55.pngPublicado el 22-11-24