18 de mayo de 2017

Plantas que se abren, cuentas que no cierran (Nota de Danierl Erosa para BRECHA)

SEMANARIO BRECHA  (5 de mayo de 2017)
Denuncian que ANCA P le vende a UPM y Montes del Plata fuel oil por debajo del costo
Ante el anuncio con bombos y platillos de la posible instalación en Río Negro de una tercera planta
de celulosa, se reavivan algunas alegrías marchitas por la desaceleración económica y reaparecen
varios cuestionamientos: al modelo de desarrollo dependiente de la inversión extranjera, a las zonas
francas, a las ventajas que obtienen las empresas poderosas en detrimento de las más pequeñas y en
concreto al contrasentido de venderle a las pasteras –que ya tienen enormes beneficios fiscales– el
fuel oil a la mitad del precio que paga la industria nacional, y por debajo del costo de importación.


A pesar de que se viene “dragoneando” desde hace meses con la idea, esta semana se hizo oficial:
el gobierno anunció la culminación de la primera fase en las negociaciones con la empresa finlandesa UPM, en que se terminaron de “establecer las premisas básicas y compromisos de las partes hacia la concreción de la que sería la mayor inversión de la historia de nuestro país” y la tercera planta de producción de celulosa.

Se sabe, o al menos se debería suponer, que estos emprendimientos monstruosos no vienen, piden permiso y se instalan alegremente aceptando las reglas de juego que el país decida ponerles.

Más bien son ellos los que ponen condiciones porque, en la escala de nuestra economía, estas inversiones suelen mover positivamente la aguja del Pbi y dinamizan por un tiempo las finanzas locales. Con ese poder
bajo el brazo consiguen inmejorables condiciones de negociación, todo tipo de exoneración impositiva, precios más ventajosos para los insumos que adquieran en plaza e imponer sus necesidades de infraestructura al Estado. Y mientras las autoridades miran las cifras con los ojos como platos y aplauden la
“excelente noticia”, hay otros sectores de la sociedad que observan estos megaproyectos con desconfianza y cuestionan, tanto las ventajas que se les otorgan, como el modelo de desarrollo que lleva adelante el gobierno, basado casi exclusivamente en impulsar la inversión extranjera.

Incluso el ex presidente José Mujica reconoció hace unos días que “descansar el desarrollo interno
en la inversión extranjera llegó a su tope, al límite”.1
Una de las voces críticas más activas es la de Raúl Viñas, 2 que ha analizado, junto a un grupo de estudio multidisciplinario, las prebendas que se le dan a estas empresas y los beneficios que dejan para el país. “Hasta ahora la cuenta va dando casi cero –dijo Viñas a Brecha–. Los beneficios para el país pasan a ser solamente los salarios de los 230 y 320 trabajadores de las respectivas plantas.

Las compras totales de estas dos zonas francas en el país –sacando la madera– no superan los 20 millones de dólares.

Y en lo que respecta a la madera, más del 70 por ciento es autocompra a empresas subsidiarias.
Además, a partir del año pasado, por decreto, se les permite hacer la contabilidad de todas esas empresas, en zona franca. Les estamos dando demasiadas posibilidades.”

Respecto al anuncio del miércoles, y teniendo en cuenta la experiencia acumulada con las dos pasteras existentes,  Viñas se preguntó: “¿No se debiera exigir –para ésta– que el proceso industrial fuera totalmente
libre de cloro? Hasta en Chile se han tomado medidas en ese sentido. Nos dicen que los efluentes de estas plantas son muy limpios y prácticamente no contaminantes. ¿No debiera exigirse un circuito cerrado para reutilizar el agua? De esa manera se reducirían los efluentes y así los riesgos ambientales”.

Pero Viñas va más allá: “Pienso que la discusión que tendríamos que dar es si nos sirve que venga otra planta. ¿Sirve que venga en zona franca? Al PBI hay que compararlo con el colesterol. Hay uno bueno y uno malo. Las plantas estas suben el PBI, pero es dinero que no entra nunca en la economía, es un Pbi
artificial”. Además, denuncia el contrasentido de “tener un rubro competitivo en zona franca y no sacarle ni un peso. Sería como darles zonas francas a los frigoríficos.

Es un rubro de genuina ganancia para el país y se lo estamos regalando”.

FUEL OIL A LA MITAD. 

Según datos aportados por Viñas a este semanario, las dos plantas de celulosa actuales –Upm y
Montes del Plata– le compran el mejor fuel oil a Ancap (el que tiene sólo 1 por ciento de azufre, y que debe ser importado) a la mitad del precio que debe pagar cualquier industria nacional. Pero, además, se lo
estarían vendiendo por debajo del costo de importación. La noticia no es nueva, el propio Viñas la publicó a mediados de este mes en el sitio web El Telescopio. El artículo cruzaba datos de un pedido de acceso a la información que le realizó el activista el año pasado a Ancap, con distintos informes de Aduana. Los resultados son llamativos y hasta ahora nadie ha dado una explicación (ver recuadro).

En el pedido de informes se solicitó saber: la cantidad de combustible vendido a las zonas francas de la celulosa, si entre los combustibles había fuel oil, de qué tipo era, los costos y los precios de venta. Oficialmente Ancap tiene dos tipos de fuel oil: el pesado y el medio.

Pero también existe otro que es bajo en azufre y más caro, y es el que usan las dos plantas. El decreto oficial del 1 de enero de 2017, que fija el precio de los combustibles, establece que el pesado cuesta 18,78 pesos el litro y el medio, 22,90 el litro, ambos a granel en la planta de Montevideo y con Iva incluido. Pero el de bajo azufre no tiene precio en el decreto. Sí en la página web de Ancap: cuesta 26.71 pesos por litro.
En la respuesta que recibió Viñas, Ancap confirma que “todas las entregas de fuel oil a Upm se realizaron cumpliendo las especificaciones del fuel oil azufre 1 por ciento”. Se trata del fuel oil más caro, pero sin embargo desde el ente no respondieron sobre el precio de venta porque consideran que es “información de carácter confidencial”.

No obstante, ese dato puede saberse consultando los expedientes de la Aduana, que son públicos.
De acuerdo a los formularios de Aduana, desde el 2 enero hasta el 25 de abril de 2017 fueron entregados en Fray Bentos (Upm) y en Punta Pereira (Montes del Plata) 32.600.000 litros de fuel oil, por un total de
12.190.796 dólares. En el expediente aduanero queda claro que se vendió por “vía marítima house to house”, a un precio promedio de 37 centavos.

En concreto, según Viñas, “el año pasado –porque este año no hay compras registradas, el último dato es de octubre de 2016 y si hubo más importaciones, no están registradas– Ancap importó este fuel oil a un promedio de 41 centavos de dólar el litro y se lo vendió a las pasteras a 37 centavos promedio. Resumen: le estamos vendiendo aparentemente a pérdida –porque no cierra la cuenta para la propia Ancap vendiendo a este precio– a una industria colocada en zona franca a un promedio de $10.68 y al industrial uruguayo el mismo combustible se lo vendemos a 26.71 pesos”.

Según algunos estudios manejados por Viñas, el 20 por ciento del consumo de petróleo del país corresponde al fuel oil. Según otras fuentes consultadas sería razonable que estas megaindustrias, al ser grandes consumidores, tengan precios diferenciados, pero eso no justificaría las ventas con saldo
negativo. Con la presión que tiene la administración del ente en estos momentos por las denuncias
realizadas por la oposición y por los números rojos de varias de sus empresas, no parece que pudieran permitirse un error de cálculo como éste.

Alguien tendrá que explicarlo.

Otra de las incógnitas que se maneja en este tema es que no está claro de dónde salieron los 32,5 millones de litros vendidos, si en 2017 la planta de Ancap no estuvo activa y tampoco hay registros de importación.

Una fuente del ente que pidió no ser identificada confirmó que “no se está importando en este momento e incluso la refinería está parada”. El fuel oil para las papeleras, dijo la fuente, está saliendo de la refinería, “se les vendió fuel oil que estaba en stock”. A Viñas no le cierra. Tampoco le cierra “lo que está declarado
en Aduana y lo que procesaron.

En 2010 publiqué que las importaciones de petróleo en Uruguay registradas en Aduana por Ancap no cerraban con lo procesado en la planta. Nadie prestó atención, pero el año pasado la Aduana le cobró
multas por 108 millones de dólares a Ancap por no declarar adecuadamente sus importaciones
de crudo”.

1. Caras y Caretas, 28-IV-17.
2. Magister en ciencias meteorológicas,
docente en la Facultad de Ciencias
Agrarias de la Universidad de la Empresa
y la Escuela de Meteorología del
Uruguay. Vocero del grupo ambientalista
Uruguay Libre de Megaminería.


Respuesta oficial ....  Esperar para saber

Según pudo averiguar Brecha, la atención del negocio de las papeleras por parte del ente autónomo –a pesar de ser técnicamente exportaciones porque ambas empresas están radicadas en zonas francas– no pertenece a la gerencia de comercio exterior sino a la División Mercado Interno. Este semanario
intentó obtener información oficial referida al precio diferencial que tienen las pasteras, consultando al ingeniero José Pastorino, gerente de la Unidad de Negocios Energéticos (que abarca varias áreas como refinería, mantenimiento, logística, planificación y control, lubricantes, mercado interno y comercio exterior).

Desde la secretaría del jerarca explicaron que el procedimiento para dar respuesta es largo. Primero hay que hacer la consulta por escrito, vía mail, con el detalle de la información solicitada; esas interrogantes se envían al área de negociación para que informe sobre el tema, luego se abre un expediente que contiene la solicitud y las respuestas y éste se eleva al directorio. Después una comisión evalúa el caso y finalmente responde si lo considera oportuno.

“No se puede contestar directamente... No, para esta semana imposible”, dijo amablemente la secretaria.  Habrá que esperar para saber...

Lo que siguen son las preguntas que Brecha envió formalmente a Pastorino:
1. Ancap le vende a dichas empresas el fuel oil más refinado –el que tiene sólo 1 por ciento de azufre–, a un promedio en pesos de 10.68 el litro, cuando el resto de la industria debe pagarlo 22 pesos y algo, más Iva. ¿Eso es correcto? Y en caso de que así sea, ¿cuáles son las razones que explican ese precio diferencial?

2. Se le han vendido, según figura en Aduana, más de 32,5 millones de litros a ambas plantas (Fray Bentos y Punta Pereira) entre el 2 de enero y el 25 de abril. Según los datos, el precio promedio es de 37 centavos de dólares el litro, cuando las últimas importaciones del combustible, también según datos de Aduana,
le costaron a la empresa estatal 41 centavos. ¿Es correcto? ¿Cuál es la explicación de vender por abajo del costo?

3. No se registraron importaciones de fuel oil en 2017, ¿de dónde salieron los 32.600.000 litros si no se importó y la refineríano está funcionando desde febrero.

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